lunes, 14 de enero de 2013

New York, New York: La salvación

Diario de "el Jefe", 14 de enero de 2013:

Doce días, llevo doce días con el detective Grey y no ha soltado prenda. Sospecho que tiene alguna evidencia de mi identidad, pero ni siquiera se si las fotos, las notas o lo que sea que me incrimine ha llegado a manos de la policía o no. Tengo miedo de salir a la calle y cada tres días cambiamos de escondite. Este miserable me está causando muchos problemas.


Ya no le quedan muchas fuerzas a Steve, temo que prefiere morir a hablar. Hoy ha tenido todo el día para descansar y replantearse las cosas así que creo que iré a hacerle una visita.

Hay días en las que este hombre inspira inseguridad y hoy es uno de ellos. Al entrar en la habitación me da la sensación de que la temperatura en el ambiente ha bajado.
El detective está atado a una silla y desnudo de cintura hacia arriba, su cuerpo está lleno de quemaduras y de cortes, pero algo me hace sospechar que no siente dolor, cuando se le aplicaron los electrodos ni siquiera gritó y antes de que empezáramos a torturarle, su cuerpo ya estaba lleno de cicatrices horrendas.

Me siento delante de él y me mira a los ojos, no puedo soportar esa mirada, es una mirada fría y penetrante, cuando te mira sientes que entra dentro de tu cuerpo y te deja una extraña sensación de vacío. Sin embargo, hoy sus ojos tienen algo distinto, tienen una chispa de esperanza y me da mala espina. Sabe que le tengo miedo y me dedica una sonrisa sarcástica.
- Hoy es tu día - me dice.
- ¿Mi día? - pregunto yo.
- Hoy, hoy se acaba tu libertad - sentencia él.
Inmediatamente después escucho gritos en el piso de arriba que son rápidamente silenciados por unos disparos. Minutos después dolo hay silencio y se que hemos perdido. El miedo me paraliza y cuando derriban la puerta ni me resisto. Para mi desgracia, yo no voy a tener tanta suerte como mis subordinados y tendré que pagar por todo.

miércoles, 2 de enero de 2013

New York, New York: Clímax

Diario de Steve Grey, 2 de enero de 2013:

Bien, escribo esto porque no sé si voy a salir de esta y quiero que quede constancia de que he hecho mi trabajo correctamente. Solo espero que si no puedo volver a por mi diario alguien lo encuentre y mis progresos en esta investigación hayan servido de algo. Junto con estas anotaciones dejo las fotos que he conseguido tomar de "el Jefe", desgraciadamente no he sido lo suficientemente cuidadoso y me han descubierto, ahora mismo estoy escondido detrás de un contenedor de basura pero dudo que pueda permanecer aquí mucho más tiempo.

Tengo siete matones detrás de mí y siete balas en mi Colt, esta pistola ha sido mi fiel compañera en todas mis aventuras y más de una vez me ha salvado la vida. No voy a morir aquí.

Steve cerró su diario y desenfundó su arma, agudizó el oído y cuando el primero de los matones se acercó le tapó la boca para que no gritara y le disparó. Solo quedaban seis, pero estos seis ya sabían dónde estaba, tenía que moverse rápido.
El detective Grey empezó a correr con los matones pisándole los talones. No podía desperdiciar las balas, tendría que pararse para conseguir un blanco perfecto. Steve torció hacia la derecha y se metió en un edificio, subió corriendo hasta la terraza y bloqueó todas las entradas. Jadeando, se paró a pensar, se acercó al borde de la cornisa y calculó la distancia hasta el otro edificio, habían unos tres metros, Steve cogió carrerilla y saltó, atravesó la ventana y entró dentro de una casa donde una joven pareja le miraron asustados, "lo siento"- dijo Steve y sin parar de correr se dirigió a la salida, abrió la puerta y se dio de bruces con "el Jefe".
-Atrapadle- ordenó.
Los matones le aprisionaron y se lo llevaron al piso franco de la banda.

martes, 1 de enero de 2013

New York, New York: La búsqueda

Diario de Steve Grey, 1 de enero de 2013:

En las calles de esta ciudad nunca cesa la actividad, sea de día o de noche, día festivo o laboral.
Hoy es un día como cualquier otro, es de noche y las calles siguen llenas, hace una noche fresca así que me subo el cuello de la chaqueta, me enciendo un cigarro y echo a andar.
¿La ciudad de las oportunidades? Realmente no lo creo, la gente muere cada día por peleas entre bandas, atracos o incluso por no recibir una atención médica necesaria.

A mi lado pasa una ambulancia a gran velocidad, abriéndose paso entre la gran multitud de coches. El sonido de sus sirenas es algo a lo que hay que acostumbrarse.

Giró hacia la izquierda y entro por un callejón, un rótulo de luces de neón de color rosa me da la bienvenida, el rótulo lee: "La maison de Françoise", este fue un restaurante de prestigio en su época; ahora solo es un tugurio donde toda la escoria de la ciudad se reúne para realizar trapicheos, hoy me toca mezclarme con la basura. Entro y automáticamente todas las miradas se dirigen hacia mí y huelo miedo en el ambiente, no es de extrañar, no es mi primera visita allí, de hecho para algunos soy ya un viejo conocido y saben que no les conviene meterse conmigo. La verdad es que soy un detective con mis propias normas, no sigo el protocolo, aunque en este lugar podría empapelar a todos y hacer que no volvieran a ver la luz del sol, pero claro, eso no me conviene; hoy estoy aquí para reunirme con mi informador.

- ¿Me has conseguido la información?- le pregunto.
Amparado por la oscuridad del restaurante me cuenta todo lo que quiero saber. Un cargamento de droga entrará en la ciudad mañana a las nueve de la noche y lo hará en un camión de basura para despistar, la droga le será entregada al rey de la mafia, el que controla toda la ciudad, nadie sabe su verdadero nombre, solo se le conoce como: "el Jefe".
Mi misión no es interceptar ese contrabando, para eso ya está la policía, corren rumores de que "el Jefe" acudirá en persona a recoger la droga y yo tengo que infiltrarme en el sitio del intercambio e intentar conseguir algo que nos pueda dar la oportunidad de identificarle, un foto, una voz...
Yo nunca fallo, pero esta vez temo equivocarme.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Happy New Year?

31 de diciembre de 2012:
Ya es fin de año, un año larguísimo, de hecho un día más largo de lo normal; se han celebrado los Juegos Olímpicos en Londres y el mundo no se ha acabado el 21 de diciembre. Este año ha albergado grandes eventos y sin embargo hoy se acaba todo, hoy empieza un nuevo año. Sin embargo, ¿no deberíamos tener miedo de que el mundo siga así?
El mundo no ha muerto no, la raza humana no se ha extinguido; para los mayas ha acabado su ciclo número 13 y empieza el ciclo número 14, con este cambio de ciclo se tenía que cambiar también nuestra forma de pensar.
En eso probablemente esta antigua civilización tenía la razón. ¿Estamos seguros de que realmente no ha empezado el fin del mundo? Si abrimos nuestros ojos y dejamos nuestra hipocresía de lado veremos toda la miseria que sucede a nuestro alrededor. Pobreza, desahucios, muertes...



¿Debemos permitir esto? En Ciudad Juárez, en México, se registraron más de 3.042 asesinatos en 2011 y la cosa no acaba ahí, en Caracas la cifra fue de 3.804 asesinatos y en Medellín de 2.019.





¿Acaso esto está mejor? Solo en 2011 se dieron unos 58.241 desahucios, toda esa gente viviendo en la calle, sin recursos, teniendo que rebuscar muchas veces entre la basura para poder comer.





Hay muchos datos espeluznantes como estos, así que debemos mirar a nuestro alrededor con ojo crítico y pensar: ¿de verdad va a ser un feliz año nuevo?

jueves, 13 de diciembre de 2012

Running to freedom

Era una noche terrible, la lluvia caía a cántaros y los truenos retumbaban en los oídos de John Atkins. Los árboles mecían sus ramas muy violentamente y arañaban su cara.
Puede que esto hubiese molestado a John en cualquier otra situación pero ahora no podía parar, en su cerebro solo había un pensamiento: correr.
Tenia que escapar de allí, correr incluso más rápido de la que ya lo estaba haciendo.
Tenía que escapar de aquel lugar.

Hace unas semanas John había percibido que algo había cambiado, algo malvado se había trasladado a aquel bosque. Pero la investigación que había realizado el inspector Atkins había sido demasiado profunda.
Jamás se habría imaginado aquel desenlace.

Ahora solo podía correr. La luna se filtraba entre las copas de los árboles creando dantescas sombras que confundían y aterrorizaban a John, pero nada le causaba tanto miedo como la criatura que tenía detrás. Una bestia de pelo negro como el carbón y de ojos amarillos como el sol, pero dentro de estos solo se hallaba frío y crueldad. Nadie sabía de dónde era ni como había aparecido. John llamaba a esta bestia: "el Miedo".
El abrigo de John se enredó en las ramas y en los arbustos de aquel bosque haciéndole perder tiempo y provocando que la bestia acortara distancias, John decidió desechar el abrigo para sobrevivir.
Aún tenía una pequeña esperanza, se podía apreciar un pequeño claro al final del camino, la bestia no se atrevería a entrar en aquel círculo de luz, estaba salvado. O quizá no, la bestia aceleró la marcha demostrando que solo estaba jugando con él, John ya sentía su gélido aliento en la nuca. Sabía que no llegaría al claro. De repente sintió un fuerte empujón por la espalda y cayó al suelo. Sintió el peso de la criatura encima de él. Fue lo último que sintió. Después solo había oscuridad.